MUNDO SANDIA
EL PROYECTO
Mi nombre es Dan. Viajo por el mundo con una misión; sacar fotos de sandias. Sandías y su gente. Personas que las cargan, las sirven, muerden y comparten. Sandías que saltan de un barco carguero de Vietnam, se esconden del frío en un mercado de Mongolia, abundan en el verano en Transilvania. Jugosas en Serbia, coloridas en Malasia, inmensas en Beijing.
Me inspiran.
Transcurren los meses, pasan aldeas, ciudades, países. La Sandía alcanza dimensiones inimaginables. Deja de ser una fruta y emerge como vehículo conector. Sus rojos, sus verdes, sus semillas se desarrollan.
Una sandía posibilita la apertura a contextos atípicos, se muestra como herramienta exploratoria, facilita el involucramiento. La sandía me lleva a realizar un viaje único, me hace ver un mundo fresco y diferente.
Descubro.
La sandía tiene el poder de generar un lenguaje universal. Funciona como puente entre culturas, elimina los idiomas, abre las puertas de los hogares, fomenta la alegría. A través de la misma se descubren historias, se cuentan realidades. La sandia crea espontaneidad, curiosidad, intercambio, sonrisas, invitaciones. Permite jugar, inventar un mundo de fantasía e imaginación, le da color al contexto. Rompe la rutina, aunque sea por un segundo, en cualquier momento. Una sandia nunca queda fuera de lugar. Y al mismo tiempo descubro que a pesar de todo, una sandía, es solo una fruta.
ALGUNOS DATOS
SANDIAS DEVORADAS
FOTOS SACADAS
PAÍSES DE MUNDO SANDÍA
RUTA DE LA SANDÍA