Este proyecto solo funciona si hay una comunidad.
Es una de las cosas más importantes que descubrí sobre La Ruta de las Bobes. Están los abuelos y los nietos, los locales que me reciben, pero también ustedes. Las personas que me acompañan, siguiendo el viaje y los relatos, los que se involucran con estos abuelos como si fueran propios. La memoria es un proceso colectivo y el valor de la comunidad es ínfinito. Una comunidad con la que puedo compartir aspectos más íntimos y cotidianos de La Ruta de las Bobes. Una comunidad que descubre y vive las historias conmigo.
La Ruta de las Bobes no es un viaje más. Pasan tantas cosas que exceden al mundo de los viajes y las redes, que son necesarios otros espacios y tiempos, otros canales. Para ver el este y su gente, para contar el viaje y los homenajes. Para reflexionar, también para experimentar y divertirse. El Club de las Bobes está dirigido a personas que disfrutan y valoran otra manera de vivir los viajes.